Deseo unirme a la Iglesia Nuevo Amanecer Pereira (en adelante, NAP) porque entiendo que el Espíritu Santo me ha guiado hasta aquí para formar parte de esta familia. Al hacerme miembro me comprometo a apoyar la declaración de fe, principios doctrinales, la visión de la iglesia, el gobierno y liderazgo de la iglesia, así como la filosofía del ministerio, sus planes y estrategias.
Después de haber cumplido con los requerimientos establecidos por NAP, para tales fines, libre, voluntariamente y de buena fe firmo este pacto (en adelante, pacto de membresía) por el cual me comprometo a:
1. Velar por la unidad de la iglesia.
Esto implica aceptar, amar y perdonar al hermano cuando sea necesario, de la misma forma que Cristo me ha aceptado, amado y perdonado. (Juan 15:12; Rom. 15:7; Ef. 4:1-2; Col. 3:12-13).
2. Cumplir mi responsabilidad como creyente.
Esto incluye (pero no se limita a): asistir regularmente a las actividades de la iglesia (Que incluye pero no se limita a los procesos, programas y ministerios) (Heb. 10:25), orar por mi iglesia, invitar a otros a conocer y recibir las bendiciones de Dios y vivir de tal forma que mi vida honre el nombre de Cristo y el de esta iglesia; perseverando en ellas como manifestación de que soy miembro del cuerpo de Cristo (Hch 2:41-47); esto implica vivir en integridad y santidad en todas las áreas de mi vida (Fil. 1:4-5; Ef. 4:1).
3. Servir a Dios en mi iglesia.
Es mi responsabilidad poner mis dones y talentos al servicio de este cuerpo de Cristo para el fortalecimiento de esta congregación (Que incluye pero no se limita a los procesos, programas y ministerios) (1Pe. 4:10). Entendiendo a la vez, que el servicio para Dios primordialmente, y Dios me dio dones y talentos que también debo poner al servicio de El en mi familia, comunidad, y lugar de trabajo o estudio, como un medio para reflejar su carácter y expandir su Reino.
4. Apoyar financieramente esta iglesia.
En este sentido, entiendo que es responsabilidad de los miembros de la iglesia el aportar económicamente de manera regular para que los compromisos que la iglesia enfrenta puedan ser honrados (pagados) de forma oportuna. En otras palabras, entiendo que la «obra del ministerio» necesita de mis recursos económicos para poder llevarse a cabo, razón por la que entiendo que los principios que justificaron el diezmo en el Antiguo Testamento siguen vigentes al día de hoy (Deut. 14:22-29; Mal. 3:8).
Entiendo por «obra del ministerio» el sostenimiento de los siervos y obreros que laboran para la iglesia (1 Tim. 5:18), las iniciativas de ayuda al necesitado (1 Cor. 16:1), las iniciativas para proclamar el mensaje del evangelio en nuestro país y en «las naciones» (Mat. 28:19), así como la construcción y mantenimiento de facilidades físicas que hagan posible que la iglesia pueda hacer discípulos apropiadamente (Mat. 28:19).
5. Honrar al gobierno y liderazgo de la iglesia
Decido hoy apoyar a mis líderes como se me instruye en la Palabra de Dios. (Heb. 13:17). Sabiendo que toda autoridad fue puesta por Dios (Rom 13:1) y ejercen su autoridad sobre la iglesia para nuestro bien (Rom 13:4).
6. Reconozco y acepto que:
- En caso de incurrir en pecado que requiera confesión, amonestación o disciplina pública, es responsabilidad de los líderes de la iglesia llevar a cabo el proceso bíblico, según Mateo 18:15-20, por lo que acepto libremente someterme a este proceso;
- Asimismo, reconozco y acepto que en caso de falta de arrepentimiento de mi parte, a juicio de las autoridades pastorales de NAP, puedo ser expulsado de la iglesia, en conformidad con lo estipulado en la Palabra en el texto antes citado. En este caso, quedaría sin efecto mi condición de miembro;
- Reconozco y acepto que este proceso bíblico está complementado y apoyado por otros textos, como 2 Tesalonicenses 3:14-15; 1 Corintios 5:2; Tito 3:10; Gálatas 6:1, entre otros;
- Reconozco como necesarias y beneficiosas estas medidas, tanto para cada miembro individual como para la congregación en general. Entiendo que el objetivo de estas medidas disciplinarias prescritas por la Palabra de Dios, están dirigidas a fortalecer mi comunión con el Señor y con la iglesia; y como tal, esto resultaría en una bendición para mi vida, dando con esto gloria a Dios.
- Que en caso de incurrir en una falta que amerite confrontación, amonestación, disciplina, expulsión o cualquier otro tipo de sanción de parte de las autoridades pastorales de NAP, más que ejerciendo una facultad, dichas autoridades pastorales estarían cumpliendo un mandato bíblico, por lo que al momento de ejercer cualquier proceso de confrontación, amonestación, disciplina o expulsión no lo estarían haciendo a título personal, sino en sujeción a la Palabra de Dios.
- Que previo a la suscripción del presente pacto de membresía, he leído los textos bíblicos que antes se citan y he reflexionado en su contenido.
- Entiendo que Dios ha dejado instrucciones para que su iglesia se maneje bajo su señorío. Por tanto, en caso de incurrir en pecado que implique confrontación, amonestación, disciplina, expulsión o cualquier otro tipo de sanción, conforme al proceso bíblico de los textos antes citados, reconozco a las autoridades pastorales de NAP y no a una jurisdicción secular, como las únicas competentes para cumplir este procedimiento e imponer la sanción que corresponda. En caso de que los ancianos reconozcan que el pecado en cuestión trasciende a límites judiciales por considerarlo un delito de acuerdo a la ley colombiana, estos darán a conocerlo a las autoridades pertinentes establecidas para estos casos. Dios nos dejó directrices específicas en su Palabra y como cristiano así las reconozco y las acepto. En 1 Corintios 6:1-7 leemos: ¿Se atreve alguno de vosotros, cuando tiene algo contra su prójimo, a ir a juicio ante los incrédulos y no ante los santos? ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo es juzgado por vosotros, ¿no sois competentes para juzgar los casos más triviales? ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Cuánto más asuntos de esta vida! Entonces, si tenéis tribunales que juzgan los casos de esta vida, ¿por qué ponéis por jueces a los que nada son en la iglesia? Para vergüenza vuestra lo digo. ¿Acaso no hay entre vosotros algún hombre sabio que pueda juzgar entre sus hermanos, sino que hermano contra hermano litiga, y esto ante incrédulos? Así que, en efecto, es ya un fallo entre vosotros el hecho de que tengáis litigios entre vosotros. ¿Por qué no sufrís mejor la injusticia? ¿Por qué no ser mejor defraudados?
- Que en caso de recurrir en algún momento a consejería con alguna de las autoridades pastorales o líderes de NAP, este proceso se seguirá en conformidad con el patrón bíblico y reconozco la facultad de dichas autoridades o líderes a referirme a cualquier profesional para el caso de que las razones que motiven la consejería no tengan su origen en problemas de fe, de conversión, de pecado o de temas espirituales, reconociendo, además, que las autoridades pastorales de NAP estarían en ese caso autorizadas a comunicarme tal decisión.
Como consecuencia de todo lo anterior, dejo en manos de Dios y de mis líderes el manejo de los asuntos de la casa de Dios, incluyendo los asuntos de disciplina y consejería pastoral ya mencionados anteriormente.
La firma de mi parte de este pacto deja sin efecto cualquier otro que haya sido suscrito por mí con anterioridad. Reconozco que las autoridades pastorales de NAP tienen plena facultad para introducir los cambios necesarios a los pactos de membresía de la iglesia. Esto con la finalidad de adecuarlos cuando las circunstancias imperantes lo ameriten, para preservar no solo a la iglesia como institución eclesiástica, sino también los valores morales y los principios teológicos contenidos en las Sagradas Escrituras. Entiendo que estas medidas no solo protegen a la iglesia como institución, sino también a las ovejas o miembros puestos bajo el cuidado pastoral por el Señor Jesucristo. Entiendo también que cuando un nuevo pacto surge, la firma de este es necesaria para la renovación de la membresía en NAP.